Volviendo a casa o mi reencuentro con ÉL

“La manifestación del mundo, lo mismo que su retorno a lo inmanifiesto, su expansión y contracción, son dos movimientos universales que podríamos considerar como el abandono del hogar y el regreso a él. Estos dos movimientos se reflejan en todo el universo de muchas maneras, por ejemplo la expansión y la contracción del corazón y la inhalación y la exhalación de la respiración. También se reflejan en los ciclos de sueño y vigilia. (…) Estos dos movimientos, la salida y el regreso, se reflejan también en los ciclos de la vida de cada persona.“ (1)

Hace poco tiempo sostuve una conversación con un amigo donde hablábamos del tener, del deseo y del apego. Él decía que, como lo proclaman las doctrinas de Oriente, lo ideal en nuestra vida sería no pretender en absoluto buscar tener cosas. Yo decía que no se trataba de no buscar tener (desde un punto de vista de acumular), sino de dos cosas: (i) buscar tener con desprendimiento y (ii) que el tener debe ser entendido como un medio para alcanzar una sensación, un sentimiento: una conexión.

En relación específicamente con el dinero, más que poseer cosas, mi propósito es tener más experiencias.  También sé que siempre quiero tener más de todo, no solo cosas materiales. Quiero más amor, más amigos, mayor profundidad en mis relaciones, quiero más serenidad, quiero más gozo, quiero más alegría, quiero contribuir más, quiero mayor trascendencia.

La vida es un paseo para regresar al hogar, a Dios, que es lo que yo entiendo por esa fluida relación entre uno mismo y la fuente suprema de todo.

Tengo claro que cuando deseamos algo es porque lo recordamos. Elegimos entre un sabor de helado u otro, por el recuerdo del que más nos gustó. Siempre queremos enamorarnos de nuevo, porque conocemos las mieles de la experiencia.

Hoy ya “poseemos” lo que deseamos (la sensación).  Ya somos lo que en teoría “queremos” ser. Pedimos la sensación de serenidad porque ya sabemos lo que es tenerla. Pedimos ser amados porque ya somos amados.

Cuando alguien nos inspira y queremos emularlo, es porque nos vemos reflejados en esa persona. Cuando vemos lo lindo en el otro, es porque lo reconocemos, al recordarnos en éste. Cuando somos inspirados por un líder, no es por los miles de dólares que se gana al mes, sino por como trasciende sobre la gente, por cuenta de haberse convertido en el ser que se ha convertido.

Esto me hace recordar algunas ideas de ese famoso discurso de Steve Jobs en Stanford que se llamaba Conectando Puntos:  “… no se pueden unir los distintos puntos mirando para adelante; se pueden unir únicamente mirando hacia atrás. Así que deben confiar que de alguna manera los puntos se unirán en el futuro. (…) Y lo que es más importante, tengan el coraje de seguir a sus corazones e intuición. De algún modo ellos ya saben lo que ustedes realmente quieren llegar a ser. Todo lo demás es secundario.” (El subrayado es mío).

No hay nada de malo en desear tener, lo importante es entender para qué.

No necesariamente es más espiritual un monje asceta que Carlos Slim. Comparto la visión aprendida de alguien que me enseñó que el dinero es energía, y por eso cuando alguien está conectado (con la fuente suprema de todo), es próspero, y en todo sentido: financiero, espiritual, en sus relaciones. Hay gente próspera financieramente y con una relación de pareja triste y vacía… Esa gente no está conectada del todo, y en ese sentido, no es verdaderamente próspera.

Existen ricos desprendidos y pobres apegados… Rico es el que no se apega, el pobre desapegado es verdaderamente rico.  Un importante empresario colombiano dice que la mayor riqueza es el don del desprendimiento”.

No busco acumular, quiero el dinero para transformarlo en una experiencia hedonista, o en una experiencia sentimental, generada por esa sensación de gratificación que ofrece el dar.

Si fuera una sola cosa por la cual intercambiar dinero, sería por los viajes, porque estos enmarcan algo que me apasiona: conocer culturas distintas, experimentar con la comida, por eso me fascinan los restaurantes… y en este caso es claro cómo uno no se apega a la experiencia, la disfruta, la suelta, y se regocija en el recuerdo cada vez que quiere…

También me genera mucho placer impresionar mis sentidos visuales y auditivos, a través de los espectáculos musicales de danza y los conciertos… También me encanta como mi ser es impresionado a través de los libros.

Sí, busco el placer de los sentidos… soy hedonista y sibarita. Pero también voy más allá.

Tengo claro que esa ansiosa búsqueda por experimentar, es solo la forma de buscar con el mismo afán, a Dios. Tengo claro que anhelo volver a casa, que no es otra cosa que volver a mí, conectada a él. Conozco el fin del camino, pero me encanta la idea de un camino lleno de aventura. Y el fin del camino no es nuestro funeral.  Se vuelve a casa a diario…porque por fortuna, morimos a diario…

Como dice Eckart Tolle: “Todo el viaje de la vida consta en últimas del paso que se da en el momento presente. (…) Y lo que encontramos al llegar a nuestro destino depende de la calidad de este paso. (…) Éxito es cuando el hacer se impregna de la calidad atemporal del Ser.” (1)

Para esto, inevitable la necesidad de negar el tiempo, el sicológico, y continúa Tolle: “es decir, el hábito afianzado de la mente de buscar la plenitud de la vida en el futuro donde no es posible hallarla y haciendo caso omiso de la única puerta de acceso a ella: el momento presente.”

Hace rato tengo claro que no seré más feliz cuando haya acumulado más viajes alrededor del mundo, o cuando ya haya ido a comer a El Bulli. Evoco con el mismo placer el encuentro hace años, para el cumpleaños de uno de mis mejores amigos en un elegante restaurante en Europa conde comimos erizos, ciervo y rayas de mar, así como recuerdo los muchos perros calientes que comía absolutamente divertida con un antiguo amante, y con el mismo deleite recuerdo el crepe que comí hace un par de noches con quien actualmente salgo, que valga la oportunidad para decir que, al constituir ese hombre el reflejo propio al que he llegado tras un consciente trabajo de fine tunning, él me hace ver cuánto más me gusta el ser humano en que me estoy convirtiendo, y así, me hace ver cuánto más me aprecio hoy en día…

El deleite de la vida está en el camino, no en el destino… Es como cuando nos vamos de vacaciones.  Sabemos de antemano que regresaremos hablando de las imponentes construcciones, o que se come delicioso en tal o cual restaurante, o esto o lo otro… y al final estaremos de regreso a casa y al trabajo… pero no por eso dejamos de ir a las vacaciones “porque al final vamos a estar en casa de nuevo”…

Así, tener para qué? Para experimentar, para compartir, para dar, para hacer todo esto en expansión… más destinos, nuevas sensaciones, más culturas, conocernos más a nosotros mismos en esos distintos ámbitos…

Buscar tener más, para incomodarnos, y así buscar dar más de nosotros mismos, para dar todo nuestro brillo, dejando huella, esa que queda tras haber tenido el coraje de vivir como si cada día muriéramos, como si cada día regresáramos a casa… Nada más espiritual que querer tener más en todas las áreas de nuestra vida, porque nos exige ser más… Nuestra avidez por expansión, es sólo voracidad por nuestra propia implosión…

(1)     Una Nueva Tierra, un despertar al propósito de su vida. Eckart Tolle.

Acerca de princesschichina

Estoy en mis early-40’s, y por lo pronto pretendo –pues no siempre me resulta fácil ponerlo en práctica- vivir tranquila con mis concepciones de la vida, la función, las relaciones y el amor; concepciones que siento que al afinar y alinear más con mi verdadera esencia, cada vez se parecen menos a las de la gran mayoría de la gente. Rebelde desde siempre. Sin embargo también he visto que cada vez son más, aquellos que empiezan a pensar de una manera más crítica el propósito de su vida en este mundo. Podría decirse que hago parte de un grupo de la población que la 'masa' llamaría 'raro'. Nunca me he casado, y renuncié hace algunos años a una exitosa carrera corporativa en el mundo de las finanzas, para dedicarme a construir un proyecto empresarial en el área del Bienestar. En la función, un giro de ciento ochenta grados originado en un deseo de independencia que desencadenó en una intensa y apasionada búsqueda de libertad en todos los aspectos de la vida. En el amor, soltera, por romántica empedernida. No me voy a transar sino por lo que siempre he soñado. Adentrarme en estos caminos ha exigido grandes desafíos, entre otros, porque me ha tocado buscar paz y equilibrio en el bamboleo de cómo me he movido en este mundo: un sibarita en su búsqueda espiritual! Todo esto ha significado un proceso -vivido con mucha intensidad- de buscar más conscientemente lo que realmente soy en la esencia. Este blog busca compartir ideas y sentimientos en relación con todas estas vivencias, donde sin duda muchos se verán identificados.
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2 respuestas a Volviendo a casa o mi reencuentro con ÉL

  1. Gloria Pabón dijo:

    El ser humano siempre anhela regresar al vientre que lo albergó. Asimismo, desde que un viaje empieza, piensa en el retorno al hogar. Esa es la vida, un contínuo ir y volver, una contínua búsqueda; para algunos, una búsqueda sin regreso; para otros,afortunados, es la búsqueda que termina con el encuentro de la luz eterna, tesoro que todos los seres humanos, sin saberlo, albergamos en nuestro interior.

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