Encontrando la Ciudad Perdida (Sierra Nevada de Santa Marta)

subiendo 1200 escalones«El sitio al que ustedes van a acceder es tan sagrado y requiere de tal respeto en su recorrido, como lo sería en la Capilla Sixtina, o en una Mezquita musulmana«. Fue lo que dijo Marrón -nuestro guía en esta travesía- con gran solemnidad.

Llevábamos dos días y medio de recorrido a través de las montañas y ríos de la Sierra, y estábamos dando inicio a los mil doscientos escalones de piedra que nos llevarían a nuestra anhelada meta.

Se dice que la verdadera y profunda razón de todo cuanto hacemos o buscamos hacer en nuestra vida tiene que ver con ciertos sentimientos asociados a tal búsqueda. Por ejemplo, el anhelo de una casa más amplia y más bonita, no es la casa misma, sino la sensación que nos dará el experimentarnos cómodos y abundantes.

Recientemente había hecho yo mi lista de mis Sentimientos Deseados Centrales (1) y uno de los estados del ser que vino rápidamente a mi mente fue el de aventura. Aunque en el fondo ese sentimiento resonaba mucho en mí, podía decir que hacía rato que no me experimentaba desde ese lugar.

Tras tomar la decisión de hacer el periplo por Ciudad Perdida, estaba absolutamente emocionada. A través de una actividad de cierta exigencia física, que me permitía estar en gran contacto con la naturaleza, iba a conocer una reliquia arqueológica y espiritual en mi propio país!

Todo desde el inicio fue absoluta y gratamente sorprendente.

La mayor sorpresa con la que me encontré fue que era la única colombiana dentro del grupo de veinte turistas que iniciaba la travesía el mismo día que yo. Todos europeos! Valga la pena decir que a diario ese número de personas inicia la travesía!grupo en ascenso

El grupo de diez del que yo hacia parte, era el más diverso en todo sentido. De diferentes edades, la mayoría en sus veintes, sólo tres de nosotros, cuarentones 🙂 venían de Inglaterra, Austria, España, Alemania y Holanda. Uno de ellos, gay, un hombre encantador, genuino y divertido que nos hizo morir de risa tantas veces! Gran parte de ellos recorriendo Suramérica, donde este viaje era originado también en diversas razones. Una había sido despedida, otra tomó una licencia, estudiantes haciendo un alto, alguien que trabajaba independiente, otra que renunció, en fin… Creo que además del gusto por viajar, a todos nos unía el que estábamos en nuestras propias búsquedas personales.

europeos break fruta

Charlando sobre nuestros viajes, se evidenció cómo a todos nos pasaba lo mismo, en el sentido de que conocíamos más sitios en otros países que los que conocíamos del propio! Y pensé cuánto nos pasa no sólo en esta instancia sino en tantas otras, que buscamos afuera la aventura, la calidez de la gente, nuevas culturas, nuevas experiencias, y terminamos dándonos cuenta que todo cuanto buscamos está aquí, ahora, dentro nuestro. Tal vez de eso se trata el placer de viajar, de reconocernos en cada lugar al que vamos.

Al encontrarme en medio de tanto europeo, era extrañamente emocionante sentirme casi que extranjera en mi propia tierra, una tierra con la que todos ellos estaban fascinados. Me gustaba preguntarles qué era lo que hasta la fecha más les había gustado de Colombia y contestaban rápida, genuina y repetidamente: su gente, siempre amable y siempre dispuesta a ayudar.

Y por mi propia experiencia, yo podría decir exactamente lo mismo de ellos!

Mientras escalábamos la montaña, yo (la más pequeña de todos en tamaño y con un morral que pesaba la cuarta parte de mi peso corporal) tenía dificultades subiendo entre el barro. Sin embargo, uno de ellos me ayudaba y permanecía cerca de mi para cuando lo necesitara para -literalmente- poder darme un empujón.

El otro lugar desafiante para mi era el río. Yo pensaba que sólo le tenía ‘respeto’ (miedo) al mar abierto, pero me di cuenta que tampoco me siento cómoda con las corrientes… También me dan miedo. Así, donde menos confianza tenía poniendo mis pisadas era en las piedras sobre el río cuando debíamos cruzarlo. Por fortuna, ahí estaba otro de ellos, esperándome, para darme la mano y poder cruzar el río con tranquilidad.
cascada

Siempre he reconocido que no soy muy amiga del agua. Me fascina verla, oírla en una corriente de río, lloviendo o en las olas que en este momento me arrullan mientras escribo, en las playas de Palomino; pero mojarme… sentir el agua así de plenamente, no me gusta.

Como sé que tengo un miedo por ahí enredado en relación con el agua, tuve la oportunidad de enfrentarlo (que no superarlo aún!) en un espacio que se me dio. Se trataba de una piscina de esas que se forman en el río, con una profundidad de unos tres metros, donde podía uno lanzarse desde una distancia de otros tres. Yo quería hacerlo -como el resto lo hizo- y tengo que decir que nunca antes había sentido tanto miedo. Literalmente temblaba y el corazón nunca antes estuvo a tan altas revoluciones. Miraba, pensaba, giraba, volvía y miraba, temblaba… Hasta que lo hice con un grito que no duró mucho porque ya estaba yo sumergiéndome esos tres metros para luego ser expelida a la superficie, en cuestión de segundos! Si uno decide más rápido, el miedo sólo dura milésimas de segundos…

A veces se queda uno sufriendo, pensando, estando ansioso, por un tiempo innecesario, para enfrentar algo que es mucho menos doloroso que esa angustia previa, sólo basta con tomar decisiones con determinación. Tomar acción.

Sin embargo, la gran prueba con el agua, no fue precisamente aquélla.

El segundo día de la travesía, luego de un rico almuerzo tras el cual yo pensaba que haríamos siesta y ahí pernoctaríamos, me di cuenta que no, que aquél era el punto de inicio de la jornada que -sin duda- fue la más difícil de todas. Al final de ésta dormiríamos en el campamento previo a la subida de los mil doscientos escalones de piedra que nos llevarían finalmente a Ciudad Perdida.

Esa jornada exigía no sólo uno de los últimos ascensos, sino el cruce en dos oportunidades más del río Buritaca. Cuando salimos del lugar del almuerzo, empezó a llover, y cayó el más fuerte aguacero que yo hubiera imaginado en esas tierras.el rio

Y éste, no es uno de esos planes que se pospone ni cancela por la lluvia. No. Nuestro itinerario era inamovible y además debíamos llegar antes de que cayera la tarde.

Nunca antes había tenido tal intimidad con el agua. No sólo se trataba de cuánto mi morral (todo dentro estaba en una bolsa plástica) y yo nos mojábamos, sino que los pies empapados empezaban a hacer ampollas… Así, era en este momento donde sintiendo molestia y dolor, debía hacer conciencia del estado del ser desde donde debía vivir esta experiencia.

Conocer nuestros Sentimientos Deseados Centrales, nos permite recordar el estado del ser que nuestras almas eligieron venir a experimentar en esta vida, y es desde ese lugar desde donde debemos vivir todo cuanto hacemos. Por esta razón, nuestros SDC son la referencia de nuestra alineación con la agenda del alma.

No podía haber un mejor escenario que éste, para experimentarme como aventurera.

Las cruzadas del río de esa tarde, sólo quedarán en nuestras memorias, porque ni tiempo, ni espacio de sacar cámaras, mucho menos ganas!! Sin embargo, puede que sean de las imágenes más bellas del trayecto. Las llevo vívidas en mi memoria. Diez aventureros, liderados por Marrón, sacando adelante esta empresa de llegar a nuestro anhelado destino.

Esas tres horas de camino entre el barro, ascendiendo, mojándome y eligiendo recordarme como aventurera, me hicieron comprender diáfanamente el significado de estar presente, donde esté. Por supuesto quería llegar a un sitio seco, cómodo y donde hubiera comida caliente, pero si caminaba sólo pensando en ese futuro, me perdía la belleza de la majestuosa y -ese día- impetuosa Sierra, me perdía de vivirme como guerrera, valiente, fuerte y tranquila en una desafiante situación, que gracias a Dios, yo elegí… Y pensar en eso, también me hacia feliz al ver cuán libre era.

No habría podido experimentarme de todas esas formas si no fuera por estar totalmente presente. Así, entendí que la libertad de elegir cómo ser en cada momento, es la que nos hace tan completos, y es la que puede hacernos experimentar de las formas más variadas y contradictorias.

Era clarísimo que la Diana que elegía ser en ese momento, era muy distinta de esa otra como usualmente me gusta experimentarme: cómoda y sexy. Aunque quién sabe si, en ese estado maloliente, despeinada y sin gota de maquillaje, al ser tan genuina (!) podría ser sexy bajo la mirada de otro! ;).

Tras terminada esa jornada de intensa intimidad con el agua, también pensé que la libertad de elegir qué dirección darle a nuestras emociones, es de lo que se trata el liderazgo de nuestra propia vida, y para ejercerlo, se requiere de estar plenamente presente.

Así, tras dos días y medio de ascenso y de conocer nuestras historias mientras caminábamos, de acompañarnos, ayudarnos, reírnos y asombrarnos con tanta belleza y luego de la solemnidad de las palabras de Marrón, entrábamos finalmente a ese santuario.another view from top

El inicio estaría enmarcado por un bello ritual con el que establecíamos una intención especial y personal, por la que haríamos nuestro recorrido.

Como nos lo había anticipado nuestro guía, el sitio exudaba paz y una energía más allá de las palabras. Los muros de contención, los sistemas de goteras, y toda esa infraestructura diseñada con brillantez, nos trasladaba a esa época en el año 700 d.C., cuando se construyó la ciudad con los elementos disponibles en la naturaleza (piedra, madera, palmas) y en unas condiciones geográficas y climáticas más que desafiantes, que años después harían que los guaqueros llamaran la zona -en razón de dichas condiciones- el infierno verde.almost there at the top

Fortaleza física y mental soportaban la mística de la construcción. Era como si todo ese espíritu estuviera ahí, más vivo que nunca. Era fascinante caminar por ahí, y mientras ascendíamos por la ciudad misma y teníamos una mayor perspectiva desde arriba, se hacía cada vez más espectacular la obra, más perfectas parecían las circunferencias que un día constituyera los hogares de estas culturas… era como si la ciudad hubiera sido construida para regocijo de los dioses, porque desde arriba se veía más hermosa e imponente.

No había duda. Había valido la pena el barro, la lluvia, el río.

Asimismo, nos pasa que, aunque nosotros mismos hemos decidido el destino y en el fondo del alma ya sabemos cuánto valdrá la pena, durante el camino lo olvidamos, y cuando nos encontramos con incómodos desafíos nos perdemos en ellos (quejándonos y esperando que las cosas fueran diferentes).

En mi memoria quedará el recuerdo de la inefable sensación de la presencia del Espíritu y de la evidencia física de su imponencia y majestuosidad, como recordatorio de los anhelos del alma, y que el camino hacia ellos puede que no sea fácil, pero que la mejor manera de sortearlo es aceptarlo en total presencia.

la meta

Recomiendo esta travesía para trabajar temas de liderazgo, actitud y presencia aquí y ahora, conociendo esta maravilla arqueológica en compañía de decenas de jóvenes europeos aventureros, dulces y caballerosos. Gracias a quienes tuve por compañeros, todos y todas! Incluido Marrón, nuestro guía, quien con su espíritu de servicio y visión de largo plazo, demostró ser un líder verdaderamente comprometido con la Sierra, con su historia y su legado.

Quedo infinitamente agradecida con Dios por permitirme esta significativa experiencia.

(1) Los Core Desired Feelings son el eje del trabajo de Danielle Laporte en su libro The Desire Map

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Acerca de princesschichina

Estoy en mis early-40’s, y por lo pronto pretendo –pues no siempre me resulta fácil ponerlo en práctica- vivir tranquila con mis concepciones de la vida, la función, las relaciones y el amor; concepciones que siento que al afinar y alinear más con mi verdadera esencia, cada vez se parecen menos a las de la gran mayoría de la gente. Rebelde desde siempre. Sin embargo también he visto que cada vez son más, aquellos que empiezan a pensar de una manera más crítica el propósito de su vida en este mundo. Podría decirse que hago parte de un grupo de la población que la 'masa' llamaría 'raro'. Nunca me he casado, y renuncié hace algunos años a una exitosa carrera corporativa en el mundo de las finanzas, para dedicarme a construir un proyecto empresarial en el área del Bienestar. En la función, un giro de ciento ochenta grados originado en un deseo de independencia que desencadenó en una intensa y apasionada búsqueda de libertad en todos los aspectos de la vida. En el amor, soltera, por romántica empedernida. No me voy a transar sino por lo que siempre he soñado. Adentrarme en estos caminos ha exigido grandes desafíos, entre otros, porque me ha tocado buscar paz y equilibrio en el bamboleo de cómo me he movido en este mundo: un sibarita en su búsqueda espiritual! Todo esto ha significado un proceso -vivido con mucha intensidad- de buscar más conscientemente lo que realmente soy en la esencia. Este blog busca compartir ideas y sentimientos en relación con todas estas vivencias, donde sin duda muchos se verán identificados.
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